Una
de las relaciones más compatibles de todas. La facilidad
a priori de esta relación no deja de tener ciertos inconvenientes
que pueden resolverse con un conocimiento profundo de cada uno.
A
la Tierra le puede gustar la sensibilidad que demuestran los signos
de Agua, además de que necesita sin duda el idealismo o las
ideas optimistas o un poco infantiles que tienen los de Agua, en
la visión del mundo que le rodea. Al Agua le parece maravillosa
la estabilidad que puede proporcionarle los signos de Tierra, ya
que tiende hacia los cambios de humor y suele ser inestable en las
emociones.
Las
emociones que puede demostrar los de Agua a veces ayudan a los de
Tierra a demostrar también sus afectos, cosa que no suelen
hacer. Es una relación buena, que necesitará de todos
modos, alguna dosis por ambas partes para acoplarse a las diferencias
de cada uno.
La
Tierra tendrá que hacer un esfuerzo por comprender los cambios
a los que de vez en cuando se somete el Agua, poco racional. El
Agua podrá poner de su parte algo de racionalidad para no
dejarse llevar por la imaginación desbordante o los idealismos.
Ambos elementos gustan de la tranquilidad y de las cosas bien hechas.
Además suelen pensar muy parecido en lo que respecta a las
cuestiones fundamentales de relación de pareja o también
en los aspectos de economía doméstica o utilización
del dinero.
Ambos
tienen tendencias hacia una cierta sensación de soledad o
de pesimismo. A veces, entre gente, pueden sentirse deprimidos,
aunque estén acompañados.
Si
vencen estas tendencias pueden ser una pareja perfecta, dentro de
la perfección de la que somos capaces los hombres.
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